La pasión del Rey, película
Película La pasión del Rey, adaptada de la biografía de Philippe Beaussant dedicada a Jean-Baptiste Lully…
Año: 2000
País: Bélgica, Francia
Título original: Le roi danse
Género: Drama, música
Duración: 108 mn
Dirección: Gérard Corbiau
Actores principales: Benoît Magimel, Boris Terral, Tchéky Karyo, Cécile Bois, Claire Keim…
Sinopsis
A los 14 años, Luis XIV sabe que reinará un día pero también sabe que harán todo lo posible para impedir que gobierne. Esto le acompleja.Por medio de la danza, en la que el rey despunta, y gracias a la música que compone para él, Lully le revela a sí mismo, y luego al mundo. Gracias a las músicas escritas para él y a las coreografías concebidas para revalorizar su figura, la crisálida Luis se transforma en el Rey Sol. El cuerpo regio bailando escapa de su carácter humano. Se hace ideal, Dios en la tierra… En él y para él, el estado adquiere un carácter intemporal, sagrado, incontestable… Lully y su compañero Molière son los grandes maestros de ceremonia de este ballet a la escala de un reino: sus magos; Lully es su voz, y en buena parte su alma. Ama con un amor loco y platónico al rey. Este amor será, hasta su muerte, su principio y su ley. Lullly cree que el Rey no puede prescindir de él. Está ciego y esta ceguera le perderá; Lully, después de Molière, se tambaleará en la noche.
Cortos de la pasión del rey
Crítica de la película La pasión del Rey
Filmaffinity
La película ofrece una descripción suntuosa y preciosista de la Corte real, en la que abundan las intrigas, las traiciones y el asesinato. El vestuario es notable en corrección histórica, variedad de formas, porte y color. La coreografía es brillante y espectacular. La interpretación de los actores principales, Benoît Magimel (Luis XIV), Boris Terral (Lully) y Tcheky Karyo (Molière), es convincente.
Filomusica
La gran virtud de una película como La pasión del Rey es presentarnos la cultura como algo vivo, ver a personajes que están en los libros de historia como gentes próximas a nosotros, con parecidas inquietudes, sin la retórica habitual de tantas películas históricas. El espectador puede así sentirse identificado con lo que ve en la pantalla, y descubrir el fascinante mundo del Gran Siglo francés de Lully y de Molière. Por contra, puede reprocharse a la película estar dirigida a un público más culto del habitual (algo que parece habitual en el cine francés) o un exceso de “floritura verbal” en las conversaciones acerca de arte entre Lully y Molière; todo ello no parece que justifique la poca difusión que parece haber tenido el film, al menos en España, donde ha durado en cartel mucho menos que Farinelli. Un film que parece mostrarnos que las monarquías de la época tenían algunos rasgos que las hacían más interesantes que las de ahora (a ratos parece que estemos viendo una apología de la Francia de Luis XIV) y que en tiempos del Rey Sol, Lully y Molière se vivió una verdadera Edad de Oro.