Música del corazón, película
Película Música del corazón, comedia dramática basada en hechos reales…
Año: 2000
País: Estados-Unidos
Título original: Music of the heart
Género: Comedia dramática, música
Duración: 118 mn
Dirección: Wes Craven
Actores principales: Meryl Streep, Cloris Leachman, Aidan Queen, Angela Basset, Gloria Estefan…
Sinopsis de la película Música del corazón
Roberta Guaspari es una violinista que dejó su carrera al casarse. Años después, a pesar de que su marido la abandona a ella y a sus dos hijos, consigue rehacer su vida personal y profesional enseñando música a los niños pobres del East Harlem, un barrio de Nueva York. Basada en hechos reales.
Cortos de la película Música del corazón
Trailer unicamente disponible en inglés…
Críticas de la película Música del corazón
El País
Relato verídico, de alto voltaje sentimental, trenzado en forma de concierto de músicas, sonrisas y lágrimas, orquestado por la infatigable Meryl Streep.
Fotogramas
(…) Con mesura e inteligencia, Craven presta su servicio social sustitutorio demostrando (como en manera distinta ha hecho Lynch con The Straight Story) que el horror es la mejor escuela para comprender al ser humano y respetarlo. Incluido el espectador de cine. Lo mejor: la sobriedad. Lo peor: que Meryl Streep es, sobre todo, Meryl Streep.
Sensacine
A los fans de Wes Craven quizás les sorprenda ver que es el director de esta película muy alejada del cine de género al que nos tiene acostumbrados. ‘Música del corazón’ es un drama protagonizado por una profesora que se propone enseñar a tocar el violín a un grupo de niños de Harlem.
Cineismo
(…) Wes Craven demuestra que puede conducir con sencillez y transparencia un asunto dramático pero no trágico. Pese a cierta tosquedad del guión, que no desarrolla suficientemente algunas situaciones –la visita de los chicos al padre– o simplifica el trazo de personajes secundarios, Craven se las apaña para hacer funcionar un discreto clasicismo, sin alardes de ninguna especie. Y si bien el público tendrá más de una ocasión de lagrimear gustosamente, vale reconocer que el director no incurre en sensiblerías ni en demagogia (…)